Entidad de presentación rara que aparece más frecuente en menores de 18 años y que se caracteriza por la aparición de episodios transitorios de alucinaciones visuales y distorsiones complejas de la percepción visual. Estos pacientes tienen la impresión de que diferentes partes de su cuerpo se modifican (metamorfopsia, es decir, que su mano derecha es enorme, que su oreja izquierda ha crecido 15 cm o que cuando están acostados se sienten muy pequeños), pierden la visión de colores, ven los objetos enormes (macropsia) o contrariamente ven todo minúsculo (visión liliputiense o liliputianismo). Asociado pueden percibir animales que no están en el campo visual (zoopsia), tener un sentimiento de levitación o de dualidad física como si tuvieran dos cuerpos; o sentirse que el cuerpo no es suyo y que están en otra realidad. Por otro lado, distorsionan el sentido del transcurrir del tiempo como si todo pasara muy rápido o demasiado lento. Quizás lo más curioso de este cuadro, es que la persona es consciente de la naturaleza ilusoria de las percepciones y pueden describir posteriormente su experiencia sin amnesia del evento.
Aunque existían casos descritos anteriormente, la denominación del síndrome fue en 1955 por el Dr. John Todd (psiquiatra británico). Nombrado así en honor al escritor inglés que publicaba bajo el seudónimo Lewis Carrol, el cual padecía de migraña y probablemente las manifestaciones tan precisamente descritas que presentaba su protagonista Alicia tenían como fuente de inspiración síntomas presentados por él durante sus crisis migrañosas. Un hecho que refuerza esto, es que 10 años antes de escribir la obra existe publicado un dibujo del autor donde se observa un elfo que le falta la mitad izquierda de su cara y la extremidad superior ipsilateral, lo cual sugiere un escotoma (mancha inmóvil que oculta una parte del campo visual) producido por un aura migrañosa.
Clásicamente este síndrome se ha asociado al aura que presentan los pacientes con migraña, pero también se ha visto su presentación relacionada con crisis epilépticas, lesiones ocupativas de espacio, infecciones por virus de Epstein-Barr, fármacos como el topiramato, antidepresivos y risperidona; y en el contexto de drogas alucinógenas como LSD, éxtasis, marihuana y mescalina.Como sustrato neuroanatómico y neurofuncional de estos síntomas abigarrados se han constatado durante estos episodios patrones anormales en el EEG con hipoperfusión en PET e hipoactividad en la RMN funcional a nivel occipital (cisura calcarina y giro lingual derecho), lo cual evidencia afectación de la corteza visual primaria del lado no dominante. Asociado a esto se encuentra una hiperactividad de la región parietal superior derecha (fundamental en la percepción visuoespacial).
Por su naturaleza surrealista, marcadamente inusual y en ocasiones psicodélica se dificulta el diagnóstico al confundirse con cuadros alucinatorios psicóticos. Siendo el principal objetivo de esta exposición, que llegue a todos los lectores la forma en que se presenta este síndrome, con el fin de diagnosticar precozmente a personas que viven la desesperación de sentirse en el país de las maravillas de Alicia.
Referencias a consultar:
Palacios SL, Botero MJ. Breve historia del síndrome de Alicia en el país de las maravillas: perspectiva. repertmedcir. 2017;26(4):256–257