Padre del Infierno, Purgatorio y Paraíso.

Comencemos Halloween con una visión italiana del infierno, a través del poeta florentino que se atribuía el don de ser el mensajero de Dios, cuya escritura tenía una gracia inigualable, simplemente por el hecho de ser Géminis. Desde su juventud estaba convencido de que portaba en su alma una investidura sagrada que lo llevaría a un legado épico y que su destino era ser excepcional para salvar al mundo de las ambiciones y la opulencia. 

Este personaje histórico con destellos de una personalidad egocéntrica es Dante Alighieri (1265-1321), conocido como el padre de la lengua italiana al ser el autor de la principal obra literaria escrita en este idioma, La Divina Comedia. Su nombre se debe a su final lleno de gozo, pues ciertamente los intensos versos de sus cantos no te harán reír.

De forma compleja y quizás engañosa para algunos, la esencia de esta obra literaria es una forma abstracta de experimentar el horror y la vida humana en forma de una visión onírica más allá del sepulcro, a través de un viaje alegórico con escala en los 9 círculos del infierno, las 7 terrazas del purgatorio y los 9 cielos del paraíso. A su vez, permite experimentar la psiquis humana dentro de estas tres fronteras percibiendo múltiples matices de virtudes y oscuridades.

En la época medieval el número 100 simbolizaba la perfección, razón por la cual Dante divide su obra cumbre en 3 partes, cada una de las cuales tiene 33 cantos con versos agrupados de 3 en 3. En total 99 cantos que, al sumarle la introducción, logran otro de los tantos mensajes subyacentes que contiene en sus hojas.

"En medio del camino de la vida, errante me encontré por selva oscura, en que la recta vía era perdida".

Justo antes del amanecer del Viernes Santo, el poeta florentino inicia la travesía de su Divina Comedia. Refiere que abandonó el buen camino en un momento en que estaba asustado y lo dominaba el sueño, simbolizando que su vida era como un camino oscuro que lo llevó a una selva tenebrosa, de la cual logra salir viendo la luz del amanecer. Inmediatamente comprende que en ocasiones es necesario sentirse perdido en lugares siniestros para crear las herramientas necesarias que te permitan avanzar hacia donde quieres ir. A su vez comprende que no toda luz es garantía de seguridad, puesto que es atacado por tres animales. Una pantera que es interpretado como las lujuria que se vivía en la Florencia medieval, un león que simboliza la soberbia y opulencia de la Francia conquistadora; y una loba codiciosa y monárquica que sutilmente esboza la conducta del Papa en Roma.

Entonces aparece el fantasma del poeta romano Virgilio a petición de una hermosa dama (Beatrice Portinari), para salvarlo de las fieras y conducirlo al paraíso. Pero este Olimpo divino tiene un precio, para llegar a sus puertas tiene que atravesar un abismo infernal con 9 anillos (el Limbo, la Lujuria, la Gula, la Avaricia, la Ira y la Pereza, la Herejía, la Violencia y finalmente, el Fraude y la Traición). En este círculo que detalla minuciosamente la miseria humana, Dante reflexiona las ironías de su existencia y conoce no solo almas pecadoras, sino la antesala del averno. Lugar en el que tienen reserva todos aquellos que desaprovecharon el regalo de vivir, puesto que no lograron la gloria ni la infamia; y que no se mantendrán como vivieron, sino que correrán desnudos y serán perseguidos por insectos eternamente. 

Virgilio desciende a Dante por los anillos del infierno.

De forma muy bien calculada se encuentra a Minos, el rabioso juez infernal que desde el segundo círculo hace confesar a los condenados para juzgarlos y enrosca su cola tantas veces como anillos tiene que descender el pecador para recibir su castigo. En este pasaje reflexiona sobre qué pasa con aquellos condenados que pueden ser juzgados a diferentes círculos en dependencia de que pecado se juzgue, dejando abierto un tema que nos afecta a diario, los algoritmos arbitrarios, burocráticos y defectuosos.

Enrosca su cola sobre su cuerpo para condenar.

También existe un lugar para los que comercian con el poder, aquellas figuras públicas que dirigen las masas de forma indecente. De hecho, declara intrépidamente la existencia de un agujero reservado para castigar a los pontífices que traicionaron al credo cristiano, por ejercer una supuesta ley divina para su beneficio particular. Su mención a la monarquía católica es una alusión a la osadía debido al poder supremo, incluso por encima de los reyes, que durante el medioevo tenía la religión. Pensaba que su avaricia entristecía al mundo, pisoteaba a los buenos y ensalzaba a los malos.

¿Sabías que existió un Papa que primero fue oftalmólogo?

Se trata de Juan XXI, autor del tratado de oftalmología más utilizado hasta el siglo XVII. Es el único Pontífice portugués de la historia y uno de los pocos papas que la pluma de Dante describe dentro del paraíso.

Entre sus innumerables grandezas, la Divina Comedia enlaza otras obras clásicas como es el caso de la Odisea y la Ilíada de Homero. Refiere que al encontrarse con el rey de Ítaca se siente turbado y simplemente le pregunta la razón de que estuviera en ese lugar. Dante recrea uno de los escenarios más frecuentes que se nos presenta para retarnos a diario, esa gama de grises con contornos irregulares. Por una parte, describe un Ulises que busca a costa de cualquier sacrificio el avance, el conocimiento, descubrir que hay más allá del horizonte que logra explorar nuestra nariz. A su vez, piensa que el mitológico héroe griego utilizó el don de la palabra para venderle un sueño a sus marineros y lograr que se dirigieran a una muerte segura mientras mantenía la promesa de su regreso en la enamorada Penélope. Ante esto se deriva que somos seres programados para ser individuales y determinar estratégicamente nuestras acciones, es decir que maduramos una vez logramos emancipar nuestro pensamiento de las corrientes sociales.

La Odisea de Homero.

Para llegar a lo más profundo del inframundo, el gigante Anteo desciende a Dante y a Virgilio hacia el noveno círculo. Lugar curiosamente reservado para los traidores, lo cuales no los rodea el fuego, sino que están ahogados en hielo. Al describir este lugar menciona la célebre frase “Abandonen la esperanza todos los que entren aquí”, siendo capaz de recrear perfectamente el sentimiento de los que aquí pasarían la eternidad.

Una vez logra salir de la corrosión del infierno, encuentra ese lugar donde existe una forma de arreglar lo incorrecto para volver a ser libre, el Purgatorio. Donde se respira esperanza de cambio. Para lograr este trance, primero debe beber de los dos ríos del Edén (denominados ríos de la memoria). El Lete que borra el recuerdo de los pecados y el Eunoe que perpetua en la memoria los actos puros.

Lete y Eunoe, para olvidar los pecados y ascender al Paraíso.

Finalmente le pide a Beatrice que lo guie al Paraíso, puesto que Virgilio ya había cumplido su misión. Al inicio, el resplandor lo deja ciego sin poder ver a su amada, puesto que los pecados no le permitían estar listo para entrar al cielo prometido. Por esta razón, Santa Lucía como patrona de los ciegos es quien lo lleva dormido nuevamente hasta la entrada del Purgatorio. Progresivamente recupera la visión entre destellos luminosos que simbolizan su purificación. De esta forma, asciende a través de los diversos cielos hasta llegar al Empíreo (en el pensamiento teológico medieval representa la cumbre del cielo, donde reside Dios y donde sus ángeles y las almas llenas de gracia no necesitan memoria), tomando la mano de su musa. Es así como el amor platónico que gobernó su alma desde que la conoció con nueve años es quien guía su espíritu hacia la dicha.

En este pasaje veía a su amada Beatrice desde la altura con un halo de luz cósmica como traducción de su devoción hacia ella. Para algunos toda su descripción dentro del paraíso tiene un enfoque psicodélico abrumador. Enfatizando la relevancia que tenía el uso de narcóticos para el escritor italiano, durante el primer canto describe al personaje de Glauco como aquel que tras ingerir unas plantas mágicas se transformó en una deidad marina. Algunos de sus biógrafos afirman que su pasión por el humo cannabinoide y la mescalina dieron el icónico contorno a su legado.

¿Sabías que Dante y Beatriz nunca estuvieron juntos?

Existe un pasaje famoso donde Beatrice le sonríe en una calle de Florencia desatando su inspiración. A pesar de que no se tiene claro si llegaron a cruzar palabras, que se vieron pocas veces y que se casó con otro hombre, para Dante fue la gloria. En su obra idealiza su relación como un amor no terrenal. De hecho, refiere que presintió en un sueño la muerte de Beatrice. A raíz de lo cual quedó devastado, escribe que poco a poco se enturbiaba el Sol, aparecían las estrellas y lloraban, los pájaros caían volando por el aire y la tierra temblaba. Parte de su duelo queda plasmado en su obra “La Vita Nuova”, donde finaliza jurando que no escribiría más sobre ella, hasta que no lograra describirla como nunca se había hecho con una mujer. Beatrice falleció en 1290 con 24 años y ciertamente Dante cumplió su promesa, pues no la vuelve a mencionar hasta pasados los 1300 en que la convierte en su bastón de apoyo en el infierno, su fe en el purgatorio y compañera en el paraíso de su Divina Comedia (1304-1321).

Para entender el poema dantesco debemos estructurar la mente como si fuera el castillo donde se aloja la psiquis humana, definiendo ésta como la huella que nos hace únicos y que, a su vez, es la que proyectamos a nosotros mismos y al mundo exterior. Sus murallas estarían moldeadas por las fortalezas y debilidades de nuestra personalidad y por dentro de las cuales, encontraríamos todas nuestras facetas; las que nos hacen admirarnos (el paraíso para Dante), aquellas que odiamos y que queremos modificar a toda costa (su purgatorio) y las que tememos o que no sabemos que nos afectan, por lo que repetimos una y otra vez (nuestro propio infierno, donde acumulamos todos las frustraciones y sufrimientos). De esta forma, estos tres espacios aparentemente antagonistas coexistirían en nuestra esencia, separados por finos tabiques.

Dante en el Psicoanálisis.

La concepción actual que hemos adoptado del infierno es gracias a Dante. Reflexionemos entonces: ¿Qué es el infierno? Es solo aquel espacio mítico-religioso que cuantifica las almas castigadas por la eternidad, de aquellos que no merecen el perdón. Donde cada alma es castigada con una severidad y confinada a una profundidad proporcional a su pecado. A su vez dirigido por el ángel más bello con dotes inigualables, caído del cielo por su traición. En cuya contraposición existe el paraíso, ese lugar cegador lleno de seres de luz y perfección que solo será alcanzado por aquellos que logren una vida pulcra.

¿Será que no hay que esperar a que llegue la muerte? Porque su concepto ha evolucionado y cohabitan estos mundos alternativos con nosotros o incluso están dentro de nuestra mente. Quizás esta forma de acercar a nuestra vida cotidiana, esas dimensiones proféticas que solo llegarían luego de la muerte, sea el principal legado dantesco.

Su forma de escribir cambia el patrón de la literatura clásica al transmitir temas divinos sin mencionar a los dioses, logrando homogeneizar el alcance de su palabra a todas las clases sociales. Quizás lo más relevante, es que lograra esto durante la Edad Media, donde leer la biblia era algo incuestionable. Lo cierto es que a su forma logra la trascendental transición del cristianismo, de un antiguo testamento lleno de sacrificios hacia un Dios omnipotente castigador a un Padre orgulloso de su creación que endereza la ruta de los que han perdido el camino y predica a sus hijos que equivocarse es humano, como también lo es redimirse.

En la actualidad vemos el surgimiento de nuevas corrientes teológicas como resultado del derrumbe del ideal religioso clásico, cuyos pilares eran la institución que regían los valores y la moral humana. Vemos como las sagradas escrituras tienen diferentes significados: para unos es el dogma de su fe, para otros un texto lleno de mensajes éticos entremezclados con contenido religioso y para un tercer grupo el libro más grande de todos los tiempos lleno de pasajes históricos contados en un lenguaje antiguo. En toda esta evolución teológica, histórica y social vemos la huella italiana de Dante.

¿Sabías que Dante tenía nociones pioneras sobre las Neurociencias?

-       Aunque nunca ejercicio la medicina, formó parte del Gremio de Médicos y Farmacéuticos de Florencia (Arte dei Medici e Speziali) con fines políticos.

-     En su paso por el Infierno, describe al barón Bertran de Born como el condenado que lleva el cerebro separado de su fuente, que está en este tronco. Esto se debe a que durante la Edad Media se consideraba que la médula espinal era el origen del encéfalo. Así mismo, describe al Conde Ugolino cuya condena es estar enterrado en hielo hasta el cuello mientras clava los dientes una y otra vez en su enemigo, en la parte donde el cerebro se une con la nuca. El término nuca deriva del latín “nucha”, considerado en la medicina medieval no como el cuello, sino como la parte del cerebro que dirige el movimiento al cuerpo a través de los nervios que de ella surgen. De esto se deriva, que en esa época ya se conoce la conexión existente entre la médula espinal y el cerebro como partes del sistema nervioso central, y su diferencia con el sistema nervioso periférico.

-    En el sexto círculo del averno hace mención del nervio de la visión (il nerbo del viso), sugiriendo que se conocía la relación del segundo nervio craneal (óptico) con la visión.

-       En el tercer anillo del séptimo círculo, lugar escogido para el castigo de los sodomitas los describe como los que han tenido sus nervios excitados por el pecado. Según los expertos, utiliza la palabra nervio como referencia a la relación de la excitación genital con el sistema nervioso, es decir un indicio del pensamiento medieval sobre el sistema nervioso autónomo.

-          En el Octavo Círculo infernal (conocido como Malebolge) escucha las lamentaciones de una procesión de adivinos que curiosamente llevan el cuello girado hacia atrás, como castigo por su pretensión de mirar demasiado hacia delante.  Esta posición anómala ha sido interpretada como una posible distonía cervical, de hecho, neurólogos italianos han tratado de ponerle a esta entidad el seudónimo de Síndrome del Manto en referencia al nombre de una de estas adivinas. También se describen posturas deformantes en los condenados a la fosa de los gigantes.

-    En este penúltimo círculo se castigan a los ladrones y presencia como uno de los procesados cae al suelo tras ser mordido en el cuello por una serpiente. La forma en que describe el despertar del ladrón recuerda la recuperación postictal luego de una crisis epiléptica tónico-clónica. Refiere que no sabe cómo cae, pero siente la fuerza de los demonios arrastrándolo a la tierra; al despertarse suspira y mira a su alrededor completamente desconcertado por la gran angustia que ha sufrido, como si hubiera resucitado. Es importante tener en cuenta que antiguamente se pensaba que la epilepsia era fruto de una posesión demoniaca a quien la padecía, de allí que utilizara la frase: per forza di demon ch'a terra il tira. La precisión con que describe los sentimientos de alguien que ha sufrido este tipo de crisis paroxística, ha hecho surgir la teoría de que Dante pudo haber presentado crisis epilépticas. De hecho, utiliza el término oppilatio, que para los galenos medievales indicaba una obstrucción de los ventrículos cerebrales que estancaba los humores del cuerpo (sangre) causando desmayos y temblores (teoría medieval sobre la fisiopatología de la epilepsia).

Su obra está plagada de episodios con desmayos transitorios, ilusiones y alucinaciones visuales que él atribuía a su mal de amores o a sentimientos como el miedo o la angustia. La primera caída brusca le ocurre frente al río Aqueronte, donde los nuevos condenados se lamentan y sufren los insultos del barquero Caronte. Describe que toda aquella tierra sombría tembló con tal fuerza que le sudaba la frente, y brotó un viento que hizo relampaguear una luz roja que lo dejó sin sentido, como si estuviera dormido.  Son ejemplos de sus alucinaciones visuales cuando en la tercera terraza del Purgatorio visualiza a María abrazando a su hijo perdido en el templo o a San Esteban lapidado.

Crisis epiléptica de Dante en el infierno.

En la actualidad existen dos teorías principales sobre las probables enfermedades neurológicas que pudo haber tenido el artista, siendo la epilepsia la más difundida y la explicación para muchos de su convicción de ser excepcional.  Aunque ciertamente los desencadenantes emocionales y los síntomas autonómicos inclinan la balanza en su contra. Por otra parte, se plantea la similitud de sus síntomas con la narcolepsia. Es decir, todo el mundo abstracto que recrea se aprecia a través de un estado de ensueño, como si se visualizara que todo ocurre a través de una pantalla tridimensional donde te conviertes en espectador y a la vez te sientes como el protagonista. De hecho, Dante menciona que todo su viaje comenzó con mucho sueño y confusión como una visión onírica; lo cual se ha interpretado como la típica hipersomnia diurna con alucinaciones hipnagógicas de la narcolepsia.

En la dimensión infernal se respira el estado de tristeza de todas las almas melancólicas que están enfermas por haber transgredido las leyes sagradas, razón por la cual están inundados de bilis negra. Esta era la forma de representar la depresión, antiguamente denominada melancolía, no como fruto del pecado sino como una enfermedad psiquiátrica donde se sufre y es difícil salir a un estado eutímico. Existe una corriente dentro del psicoanálisis que considera su obra como pionera en esta disciplina.

¿Sabías que el término Límbico pudo haber sido inspirado por el Infierno de Dante?

El Limbo es descrito como el borde que rodea el infierno (primer círculo), el valle doloroso del abismo repleto de una oscuridad vaporosa y del sonido de espíritus honestos que no fueron bautizados. Poéticamente, las estructuras límbicas pueden describirse como la confluencia de redes neuronales en la región más arcaica y profunda del encéfalo formando anillos concéntricos. Así mismo, el sistema límbico fue descrito por un neurólogo francés como el vínculo entre el cielo neocortical y el infierno reptil, algo similar al limbo mitológico.

La comedia dantesca es un oasis épico del conocimiento antiguo. Su legado fue fundamental en la transición del pensamiento medieval (centrado en los dioses) al renacentista, en cuyo centro se convierte el ser humano. Tanto es así, que en el mundo literario se encuentra en el mismo panteón el Shakespeare de la literatura inglesa, el Cervantes de la castellana y el Dante de la italiana.

Referencias a consultar:

  • Cesana G. El neurólogo en el infierno de Dante. Eur Neurol (2015) 73 (5-6): 278–282. Disponible en: https://doi.org/10.1159/000381541
  • Villarejo A. La neurología en la Divina Comedia. Neurosciences and History 2014; 2(4):170-175.